¿Capitalismo? No gracias.
Este modelo económico, imperante hoy en día a nivel mundial, adquirió fuerza posteriormente a la caída del bloque socialista; así desaparecieron los muros que separan a países por su ideología, pero simultáneamente se crearon aquellos que dividen a los estados opulentos, de aquellos que viven inmersos en la pobreza. Parece ser incomprensible que existan muros infranqueables entre países con una distinta situación económica, pero una vez digerida esta afirmación, hemos de percatarnos de que estas barreras divisorias, nos encierra en una posición lamentable en la que el aislamiento solo se da del lado nuestro; dejándonos vulnerables a la merced del opresor. De forma más concreta, el estado nacional es un territorio definido, sus normativas no van más allá de sus límites fronterizos; pero en el presente las potencias “los dueños del mundo”, poseen una legislación sin control, sin fronteras de ningún tipo, capaz de ser impuesta por sobre cualquier ordenamiento de cualquier nación.
Uno de los fenómenos más característicos del capitalismo, la globalización, dentro de sus vacías promesas se encuentra la de crear una economía única, en la que el dinero llegue a todos por igual, mediante el flujo libre de capital; pero en la realidad no se ve más que una economía injusta donde existen sectores minoritarios que disfrutan de la mayor riqueza, y por otra parte se encuentran enormes porciones que viven en la completa desigualdad, en la oscuridad del olvido.
JuventudInfame
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